jueves, 19 de mayo de 2011

Un 19 de mayo del 2010



Doce dias a tu memoria ( Dia sexto)

Así pasaron los días, entre rezos, recuerdos, misas y recibiendo lo que mas necesitaba la Eucaristía, alimento fundamental para el cuerpo, el espíritu y el alma y como ellos estaban en paz nunca pude albergar odio o resentimiento para la persona que atropello a mi hijo, muchas veces me pregunte rezando el Padre Nuestro cual era el significado de” perdonas nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quien nos ofende “ y me preguntaba si un padre podría perdonar al que le provoca la muerte de un hijo y mi respuesta era imposible en ese momento, hoy me doy cuenta cual equivocada estaba, si se puede perdonar de corazón lo digo si no ni lo mencionaría y me detengo en este punto porque un corazón que guarda rencores y resentimiento no nos sirve para dejar partir a nuestros seres queridos y tampoco para poder seguir vivos sin ellos y poder entregar a nuestros hijos o nuestros seres queridos a la voluntad del Padre.
Para entregarlos a Dios debemos tener el corazón puro y libre de resentimientos y de egoísmos propios que nacen de la necesidad desesperante de retenerlos a nuestro lado a cuesta de todo inclusive el sufrimiento de la persona que amamos y parece difícil y hasta inhumano, como vas a dejar partir a tu hijo?

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