Ya entrado el día lunes por la tarde lo que nadie quiere escuchar el final era inevitable, Salí afuera a gritar no podía ser, mi hijo no se puede morir, porque Dios lo dejaste vivir tantos días para luego morir, rece muchos rosarios de sanación por el esperando el milagro, me quede esa noche y fui a misa en la iglesia del barrio del hospital, entro veo la fuente con el agua bendita una cruz enorme y pesada esta sobre ella me santiguo y toco suavemente los pies de Jesús, la cruz se mueve de un lado a otro, pensé que se caía pero no, era una señal y cuando me arrodillo frente a la otra cruz de madera una sensación extraña me invade, no era dolor era paz mucha paz y rece el padre nuestro y me acorde de las personas que habían perdido un hijo y me recomendaron entrégaselo a Dios de corazón y sin egoísmos convencida de lo que le pedís y así lo ise.
“Padre aparte de mi este cáliz pero que se haga tu voluntad y no la mía”
Si mi hijo tiene que seguir sufriendo mañana llévatelo a tu casa, jamás pensé en pedirle algo semejante a Dios, pero ese pedido se puede hacer con el corazón limpio suena raro pero es así.
Esa noche llegaron muchos amigos, Irina, los chicos, Sebas, Maxi , la mama de Iri y mi hermano Adrián , siempre estuvieron conmigo, yo con mis fotos a cuesta llorando casi toda la noche como nunca antes lo había echo otras personas que estaban allí me daban fuerzas es increíble los lazos que entablamos con gente que nunca conocimos antes pero ellos son enviados de Dios, recordé lo que decía mi Biblia velen y estén atentos, así lo ise el momento ya había llegado el momento para el cual Dios me había preparado desde hacia cuatro años atrás, mi corazón de madre dejo de latir esa noche y latió en el corazón de mi hijo que se preparaba para su partida y nos iba a preceder en el reino del Padre.
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