miércoles, 18 de septiembre de 2013

Feliz Cumple Cielo Hijo






Hoy es el día que quedara guardado en mi mente y en mi corazón, el día en el que fui mama por primera vez, hoy es mí cumple mama, como solías decirme ,que todos se acuerdan de los hijos y se olvidan de las mamas.
Hoy hace treinta años me hiciste la mujer más feliz de la tierra, hoy cumplirías tus treinta hijo de mi vida, hoy no estas para soplar las velitas y comer esa torta de chocolate que tanto te gustaba.
Hoy se mezcla la alegría con la tristeza, porque no puedo negar la alegría que mi corazón siente por ser tu mama, pero también la tristeza tala hondo al no tenerte a mi lado para abrazarte fuerte, fuerte.
Mi corazón se desarma en dos, entre la felicidad y la tristeza, el cielo esta de fiesta en este día donde los Ángeles cantan por ti hijo de mi vida y su canto tapa el ruido de mi corazón desgarrándose.
Miro tus fotos, acomodo tu ropa, leo tus cartas y te veo en la mirada de tus hermanos que me miran con amor, pero también con tristeza por no tenerte en este día tan especial.
Como explicarles que ya no apagaras tus velitas, que ya tu risa no será música en toda la casa, que tus canas no pintaran tus cabellos, como explicarles si yo misma no encuentro explicación a tu partida, si no entiendo todavía el para que de ella, si no puedo acostarme sin recordar que ya no estas a mi lado para besar mi frente, como.
Los jazmines que tanto te gustaban perfuman la casa para recordarte, hoy el aire se perfuma con las primeras flores de la primavera que te vio nacer, pero también el viento en la ventana llora tu partida.
A lo largo de estos tres años de tu ausencia hijo aprendí que la vida sigue y aquello que me parecía imposible hoy ya no lo es, jamás pensé llegar a donde llegue ya que el día que te fuiste sentí un enorme impulso por seguirte y correr hacia mi propia muerte, la ruta estaba allí enfrente mío, mis lagrimas nublaban mi vista i era tan fácil correr a tus brazos, pero una fuerza inexplicable me sostuvo y no me permitió caminar allí quede clavada al borde de mi propia muerte.
La vida hijo quiso que hace treinta años nacieras en el mismo hospital que te vio partir, en el mismo piso y no lo voy a olvidar jamás, allí fui la mujer mas feliz y la mas desdichada.
Hoy te regalo mis ganas de vivir, mi amor incondicional para siempre que trasciende las barreras de la muerte, hoy hijo tu ausencia se transformo en presencia, hoy te siento a mi lado ayudándome en mis debilidades y alentándome en mis logros.
Hoy tu mami hijo es feliz porque en este día llegaste a mi vida para no separarnos jamás, ni la negra muerte pudo con ello, no te fuiste solo te escapaste de mi vista hasta que llegue el gran momento en el que nos encontremos para siempre y ya no seremos dos, si no uno para siempre.
Feliz Cumple Cielo mi Ángel hermoso
Te amo, te ame y te amare eternamente.
Mama
19/9/83-19/9/13

miércoles, 29 de mayo de 2013

Tres años sin vos







La mañana del 25 amaneció con un sol radiante después de la lluvia que nos mojo toda aquella madrugada a todos los que estábamos afuera del hospital esperándote o esperando no se que después de doce días de miedos, de falsas expectativas, de llantos, de risas, de mates y cafés que nos calentaban aquellas largas noches y días que te acompañamos sin saber que te estábamos despidiendo.
La mañana del bicentenario se hacia ver con banderas blancas y celestes como presagiando tu futura morada, El Cielo, ese que se vistió de fiesta para recibir al mas hermoso de sus Ángeles, vos mi hijo amado, el gran amigo de todos los que allí se juntaron, el nieto de aquellos abuelos que hoy siguen desolados y tristes, el hermano mas querido por tus hermanos que no encuentran respuesta a tu partida.
El día amanecía para muchos de fiesta, para nosotros de tristeza contenida porque todavía teníamos esperanzas, una muy pequeña lucecita que se apagaba con el transcurso de las horas, esa lucecita que guió a todas las personas que se hicieron presente a lo largo de las horas que precedieron tu partida.
El ultimo parte medico ese que nadie quiere escuchar sonó en mis oídos como una grito de furia que se había contenido por doce largos días, tu grito hijo, tu grito del silencio porque nunca despertaste, que me decía chau mama, me voy, no me esperes mas, no sigas luchando por mi ya estoy cansado de sufrir, te amo mama y siempre te estaré protegiendo y esperando el día del reencuentro, pero yo me negaba a escucharte y seguí luchando por tu vida, mis brazos no pudieron abrazarte cuando te fuiste, mis manos no pudieron sostener las tuyas en ese momento en el que emprendías tu viaje, no te pude acompañar a tu encuentro con el mas allá, ni siquiera guiarte, no me dejaron estar a tu lado cuando te dormiste para siempre y besar tu frente como cuando te dormías cada noche hijo.
Y la tarde llego y con ella las luces del día se apagaban y tu vida se apago con ellas y mi vida quedo en tinieblas ya nada podía hacer, nada, ni siquiera vivir sentí deseos impetuosos de seguirte pero una fuerza extraña me contuvo y me dolió no poder acompañarte, todo había terminado, todo y cuando me di cuenta allí estaba en un gran salón eligiendo tu cajón, que injusto fue todo, muchas mamas eligen un regalo para sus hijos mientras yo elegía tu cajón y mas tarde buscar entre tus ropas la que mas te gustaba, tu cosplay de willy wonka, tu bastón, tu camisa, no entendía nada de lo que estaba haciendo pero allí estaba en la funeraria dando las indicaciones de cómo debían vestirte, sin mortaja con tu cosplay del chocolatero, un grande no se podía ir con mortaja y fuiste tan groso hijo que partiste el día del bicentenario, dejaste tu marca en este mundo imborrable.
Dos días separaron tu muerte de tu velatorio, interminables a la espera de la morgue de turno decían una cosa y después la desdecían, cuanto dolor mas el solo imaginar lo que le hacían a tu cuerpo me volvía loca a tal punto que perdía el control de mis actos y pagaban mi locura las personas que mas amo, tus hermanos.
Y te despedimos como Dios manda y me sacaron de las sala para soldar tu envoltura final, cada ruido que escuchaba era como si clavaran en mi los clavos de Cristo y el dolor no tenia dimensión ya no te volvería a ver mas, mi Ángel hermoso me quedo tu rostro en el cajón tenias mucha paz, estabas tranquilo ya no sufrías mas y te acompañamos a tu ultima morada, mucha gente al paso te saludo y se me retorcía el corazón no quería llegar al cementerio donde descansarías y sin querer di vuelta mi cara y sentí el ruido de la tapa del nicho al cerrarse y con ella se cerro el primer circulo, el que mas dolió, el que hoy todavía recuerdo y me lastima tanto, pero al dolor hijo hay que darle cause, palabra, salido del cuerpo porque si no se pudre dentro, es por eso que cada aniversario este dolor debe salir de mi y encuentra su cause en mis palabras, en mis manos que te escriben y anhelan acariciarte.
Te amo hijo, descansa en paz mami sigue aquí en el camino, no dejes de alumbrarme sos la estrella que guía a todos los que te amamos.
Edgar Folken, presente siempre entre nosotros
25/5/2010_25/5/2013