Que desesperación verlo en la camilla inconciente todo vendado, hinchado y con su pierna colgando por las múltiples fracturas que tenia, contuve mi llanto, lo bese le hable mucho le dije que estaba con el y que todo iba a salir bien, solo vi una lagrima desprenderse de su mirada perdida en la nada a través de sus ojos semiabiertos.
El diagnostico es gravísimo pero estable, me retiro y me obligan a volver a mi casa, me detengo en la parroquia y me avisan que nuestro sacerdote se fue al hospital con mi coordinadora, le aviso que le de el sacramento de la unción, otro signo que me dio Dios, que reciba el sacramento, mucha gente le teme a este sacramento pero muchas veces se recuperan después de recibirlo y si se van de nuestro lado que se vallan en paz y libres de pecados, es una paz que luego vamos a tener cuando ellos partan el saber que se fueron en paz, no teman al sacramento es un mimo de Dios para sus hijos como todo sacramento.
Bien el primer paso esta dado, reconocer que esta mal y aunque nos cueste reconocer que somos criaturas débiles expuestas en cualquier momento de nuestras vidas, no importa la edad, como me dijo una amiga” Dios nos va podando para que crezcamos fuertes en la fe y en la vida” pero Dios que poda te mandaste conmigo.
Aquí empieza el camino y debemos ir preparándonos aunque no nos demos cuenta El lo va haciendo.
Una madrugada me desperté en casa y decidí escribirle una carta a mi hijo contándole todo lo que sucedió para cuando se recuperase leerla juntos, eso mantiene nuestra esperanza y varios días después de su partida la leí, fue increíble como sin darme cuenta yo en ese momento que escribía pasaba de la euforia de una leve mejoría a la desesperación por una nueva caída, algo que yo no quería aceptar que el iba deteriorándose día a día, pero cuando leí esa carta me ayudo a ver lo que fue sucediendo que en esos momentos no nos damos cuenta y decimos pero si estaba bien y se iba recuperando de a poco.
Nunca debemos perder la esperanza, eso nos mantiene vivos y nos da fuerzas a nosotros los papas y a los demás, Dios nos ayuda en esos momentos difíciles.
Escribirles una carta sirve para mantenerla viva y también para después darnos cuenta de lo que fue sucediendo día a día, cosa que nos rehusamos aceptar mas tarde.
Mis días trascurrieron desde el hospital a mi casa y a la parroquia, llegaba muy temprano para esperar el parte medico a las 12 y la visita de la mañana y me quedaba hasta la segunda visita a las 16 hs, después regresaba a mi hogar.
Cada día lo empezaba y lo terminaba con el rosario, después de la visita y antes rezaba mucho frente a la Medalla Milagrosa es increíble la paz que me daba María y el consuelo que encontraba en la oración.
En mi casa busque un rosario de sanación del Padre Gustavo E. Jamut Oblato de la Virgen María y lo adapte el acompaño todos mis días.
Cada ves que entraba a ver a mi hijo, Dios entraba conmigo para fortalecerme y sostenerme para no desfallecer y llorar frente a el, no lloren a su lado, ellos escuchan aunque los médicos lo niegan, el vinculo no desaparece con el coma y menos el de una madre con su hijo, ellos reaccionan a nuestra voz el cordón umbilical no se corta nunca son sangre de nuestra sangre y carne de nuestra carne siempre estamos conectado con ellos, debemos ser muy fuertes y llevarles paz y consuelo, decirles que estamos bien y que todo saldrá mejor, háblenle al oído, me dicen que es lo ultimo que se pierde, háganlo tranquilamente como si lo arrulláramos para dormir, jamás dejen de decirles que los amamos, bésenlos, acaricien su cuerpo, cuéntenle cosas bellas que le trasmitan paz, recen junto a ellos lean pasajes bíblicos de sanación.
En su rostro cuando le leía se reflejaba paz, encontraran bellos salmos y pasajes para ellos.
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