Cuantos retazos vagan por mi mente, todos lo que sucedió desde el 14 hasta el 25, se repite mes a mes, imágenes difusas otras muy reales como si lo estuviera viviendo hoy, tu rostro sin vida en la cama del hospital, tu cara que ya no era tu cara desfigurada por tanto dolor, tus ojos entreabiertos y amarillos que se perdían en la oscuridad de tu propia muerte.
Quien mas que yo podría pasar por ese momento, solo vos y yo, como cuando naciste yo te vi nacer y yo te despedí de este mundo tan lleno de injusticias y dolor.
Tu rostro hijo, como poder olvidar ese rostro que hasta hacia unos días era todo vida y alegría, ese rostro no volvió más y se fue el mismo día del accidente, y es el me consuela en sueños, y el otro me tortura cuando estoy despierta
Nadie hijo puede imaginar lo que fueron los días que precedieron tu muerte, esa muerte injusta y vil que te separo de mi lado para siempre, esa que tiño de negro y dolor el resto de mi vida.
Cuando las sombras de la muerte rondan tu existir se quedan instaladas allí para siempre no dejando salir el sol para que pueda iluminarme, solo se asoma de a ratos cuando la muerte se va a rondar otros lados en busca de mas muerte y desolación.
Estas bien puede ser el comentario de algunos amigos y yo sonrío entre dientes y mi corazón se desangra en negras gotas de sangre que dejo tu partida y trato de teñir un poco tal vez de alegría mi existir que ya no lo es tal porque no estas a mi lado y otra vez la sombra del dolor se apodera de mi para seguir torturándome hasta el punto de no poder seguir, mi cuerpo se paraliza atravesado por un rayo negro y oscuro de muerte.
Esa muerte que no me lleva porque no es el momento, esa que me aparto de vos porque los hombres no respetan la vida, esa que tiñe de negro mi existir porque marca su presencia y no se aparta de mi lado nunca, esa que me recuerda tu tumba porque ella es mas poderosa que la vida y muestra su poder en el dolor, en la angustia, en la desesperación, en el vacío que dejaste
Y se burla de mi cuando me desbasta su presencia cotidiana.
Muerte, maldita muerte solo tu vida y el recuerdo hermoso de tus veintiséis años a mi lado puede hacerle frente y desviarla de mi existir al menos por momentos.
Muerte maldita muerte, te llevaste lo que mas puede amar una madre en esta vida, su hijo, pero no te alegres en mi dolor, porque mi hijo te vence cuando lo siento a mi lado cada día para dibujarme un mañana con esperanzas.
Quien mas que yo podría pasar por ese momento, solo vos y yo, como cuando naciste yo te vi nacer y yo te despedí de este mundo tan lleno de injusticias y dolor.
Tu rostro hijo, como poder olvidar ese rostro que hasta hacia unos días era todo vida y alegría, ese rostro no volvió más y se fue el mismo día del accidente, y es el me consuela en sueños, y el otro me tortura cuando estoy despierta
Nadie hijo puede imaginar lo que fueron los días que precedieron tu muerte, esa muerte injusta y vil que te separo de mi lado para siempre, esa que tiño de negro y dolor el resto de mi vida.
Cuando las sombras de la muerte rondan tu existir se quedan instaladas allí para siempre no dejando salir el sol para que pueda iluminarme, solo se asoma de a ratos cuando la muerte se va a rondar otros lados en busca de mas muerte y desolación.
Estas bien puede ser el comentario de algunos amigos y yo sonrío entre dientes y mi corazón se desangra en negras gotas de sangre que dejo tu partida y trato de teñir un poco tal vez de alegría mi existir que ya no lo es tal porque no estas a mi lado y otra vez la sombra del dolor se apodera de mi para seguir torturándome hasta el punto de no poder seguir, mi cuerpo se paraliza atravesado por un rayo negro y oscuro de muerte.
Esa muerte que no me lleva porque no es el momento, esa que me aparto de vos porque los hombres no respetan la vida, esa que tiñe de negro mi existir porque marca su presencia y no se aparta de mi lado nunca, esa que me recuerda tu tumba porque ella es mas poderosa que la vida y muestra su poder en el dolor, en la angustia, en la desesperación, en el vacío que dejaste
Y se burla de mi cuando me desbasta su presencia cotidiana.
Muerte, maldita muerte solo tu vida y el recuerdo hermoso de tus veintiséis años a mi lado puede hacerle frente y desviarla de mi existir al menos por momentos.
Muerte maldita muerte, te llevaste lo que mas puede amar una madre en esta vida, su hijo, pero no te alegres en mi dolor, porque mi hijo te vence cuando lo siento a mi lado cada día para dibujarme un mañana con esperanzas.
Patricia Eclecia © Derechos Reservados